miércoles, 9 de octubre de 2013

CRÓNICO DEL PASADO CICLOBOLO 
Por Arnau Espinach
Foto: RoberMM

Fue salir de la estación de Torrassa, encontrar dos pasillos a lado y lado, no recordar cuál de ellos tenía que tomar para llegar a La Resistencia, y darme cuenta de que la troupe ciclista hacía muchos, muchos meses que no visitaba la ciudad vecina. 

A su vez, claro, es probable que la sala de L'Hospitalet llevase tanto mismo tiempo sin que sus paredes fueran maltratadas por los decibelios de bandas con tan buen gusto como Saur. El cuarteto portugués abrió la velada del pasado 2 de octubre a ritmo trepidante, mordiéndole una canción el culo a la siguiente. Parecía que no pararían hasta el final, pero, tras diez minutos, fueron tomándose respiros. Lo que no varió fue su muy curiosa 'aleación' (bastante más que las canciones en sí, la verdad) de post-hardcore y post-rock, en un milimetrado equilibrio de subgéneros que daba lugar a un estilo mutante de ambos reconocible en los detalles, pero que formaba un todo peculiar, incluyendo momentos en que añadían elementos electrónicos con los pedales, o incluso tiraban de un bajo tenebroso más propio del doom-metal. Terminaron su 'bolo' con una turbulencia sonora que ríete tú del Delta de L'Ebre y su gas subterráneo.

Ratpenat, por su parte, han ganado tanto en cohesión y agilidad en directo desde su debut en Roquetes, el pasado mes de enero, que cualquiera diría que es lógica evolución tras nueves meses tocando, cuando sus conciertos desde entonces se pueden contar con los dedos de una mano. La evidencia es que su post-rock de deje melancólico y amasado con paciencia y cariño, realizando, una vez la canción está en su punto, viraje estilísticos que les llevaban tanto al stoner como al post-hardcore o al noise-rock (patrón, eso sí, del que abusan un pelín demasiado), sonó vivo, lustroso y convincente. Incluso Cèlia, cuya aportación, al tener que proyectar sus vídeos en una pared lateral de la sala, quedó algo desconectada del grupo en sí, sorprendió poniéndose ante el micro para cantar un tema ¿en català? (lo tuvimos que intuir por el bajo volumen). Lástima, pues, que una banda en clara trayectoria ascendente quede ahora truncada por la marcha de su guitarrista al extranjero para ganarse las garrofas. También hay 'fuga de jugones con las seis cuerdas' en este país!

Para terminar la noche...madre mía, para terminar la noche. De nuevo unos lusos (que no losers ni ilusos) se subían sobre las tablas 'resistentes', y un detalle nimio pero significativo les precedió: la encendida de las luces de la bola de cristal. Equationstienen de disco lo que yo de coletas, pero, desde luego, sus actuaciones están hechas para que desde abajo erosionemos nuestros meniscos. Como si a Deerhof le hubieran extirpado su corazón pop sustituyéndoselo por un tucán, e incorporando a la formación, además, al cantante de Bo Ningen (--> ), su post-hardcore tropical (esos agudos de guitarra) y con un punto de psicodelia febril desbordó en frenesí y agitación interna, incluyendo no pocas ramas cabronas en su 'camino de cabras' compositivo. Su último tema, de alma kraut y bullicio desatado, coleccionó dedos alzados entre el personal, y, ahora sí que sí (y no con aquel 'gatillazo' de Monte), podemos dar por bien inaugurada la temporada 2013/14 en Can Bikers.






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