martes, 11 de marzo de 2014

CRÓNICO DE JOSEBA IRAZOKI + NICOFFEINE

CRÓNICO DE JOSEBA IRAZOKI + NICOFFEINE - DOMINGO 09.03.14


JOSEBA IRAZOKI



NICOFFEINE 









No és per donar pel sac als absents, però tremendo, tremendo, tremendo lo de Nicoffeine aquesta nit, dels millors directes que he vist en un 'evento Bici'!

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No os lo diré yo, os lo dirán Pony Bravo, que tocaron el viernes con él en el Let's Festival: “alguien de aquí no ha estado en Joseba Irazoki? Vosotros? Vosotros tampoco? Pues la habéis cagado, macho, la habéis cagado”. Efectivamente, no sucede cada día el poder presenciar a un guitarrista tan entusiasta (siente la música con todo su cuerpo, como revelan sus muecas nadaposer) como virtuoso-no-pesado, ya no en un espacio tan cercano como es el Casal de Joves de Roquetes, sino, en general, en Barcelona. Guasón (que no simpático ni divertido), el músico vasco se declaró encantado de poder actuar donde tan bien recibidos han sido siempre sus amigos y compañeros Borrokan, e hizo del chirrido un gozo auditivo con su repertorio deriffs estridentes. Adoptando un ritmo trotón y polvoriento cuando incorporaba su panda-bombo, también sorprendió tirando muy puntualmente de loops y recurriendo a ¿un flautín roto? y ¡una claca!, siendo el momento más melódico de su actuación la versión que realizó de los estadounidenses Sun City Girls (homenaje cazado al vuelo, ya que fue el propio Irazoki quien lo explicó). Tan naturalmente como llegó se fue, dejando cierta sensación de cansancio (era su tercer bolo en tres días, y fuera de casa), pero convenciendo en los pequeños detalles.


Ahora bien, perderse a Nicoffeine ya ha sido directamente (y esto lo dijo el televisivo Rafa Mendez por otros asuntos) “supercagadísima”, porque lo de los alemanes (por cierto, clavaditos a J.K Simmons -bajo-, Tom Arnold -batería-, y a Vikash Dhorasoo -guitarra-) en vivo es como una bomba de racimo rockera: crees que te han metido de lleno en el barullo sonoro, y entonces empiezan a dar caña decibélica a oleadas. Terremoto que parecía que iba a derrumbar rocketeer, el guitarrista, cuyos berridos parecía que en cualquiera momento harían pedazos su micrófono elvisiano, y el batería, que mutilaba literalmente sus baquetas contra los platos, no dieron tregua, mientras el bajista, más pendiente del tema escénico que de añadir matraca (primero hizo subir a Irazoki al escenario para que le aclamásemos, y luego estuvo apuntando al personal con una pequeña linterna o bajando a dar puños y/o abrazarse con la gente, llegando al punto de colgarle el bajo a Sergio 'Facción Fascista' -quien se puso en situación- para fumarse un cigarrillo), oscilaba entre lo plomizo por su insistencia y lo entrañable por su imprevisibilidad y, en el fondo, bonachonería. Ruidosos, intensos, enérgicos, contundentes...y constantes. En resumidas cuentas: una puta barbaridad.


Texto: Arnau Espinach
Foto: Rober .M.M

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