MOVIDAS

lunes, 2 de marzo de 2015

CRÓNICO DE VIETNAM - NUAGE MAGIQUE + MOSCA VIOLENTA - SABADO 28.02.15



El sábado, en el Kasal de Joves de Roquetes, había un intangible flotando en el ambiente que hacía confiar en que todo iba a salir bien esa noche. El sr. Royo fue el primero que lo notó, y posteriormente se confirmó cuando Vietnam empezaron a tocar para cuatro gatos, pero la entrada de la velada acabó siendo más que decente. O cuando la propia banda galaico-catalana vio cortada la fantástica dinámica de su rugiente directo por un problema técnico en un pedal, pero recuperaron la buena línea de su bolo rápidamente. Seguro que incluso los vecinos tiquismiquis habían ido a pasar el fin de semana fuera. Y luego, claro, las bandas en sí ya apuntaban a evento grandérrimo, variado e inquieto, porque los citados Vietnam harán garaje, punk, o incluso grunge, pero para mí es ROCK, porque suenan turbulentos y crudos, y hasta se permiten algún juego rítmico. Es bueno saber que en Barcelona hay un local de ensayo con un portal que conecta con Detroit.



Lo de Nuage Magique, por su parte, probablemente tuvo algo de histórico para el Kasal (alguna vez habrá sonado una tuba en el pequeño local del casal de joves?), pero, sobretodo, fue una actuación curiosísima y con espíritu desenfadado (que no humorístico) en la que al free-jazz pareció salirle un sarpullido balcánico (inevitablemente, el mencionado instrumento de viento le daba un toque cíngaro al sonido). Tras una rica ensalada de ritmos rotos de batería y gruñidos metálicos, el notable 'bolo' de la dupla francesa culminó con una lluvia de platos (de batería, no en plan griego) que invitó al personal a intensificar el jaleo de su propuesta. 



Finalmente, Mosca Violenta, que ya nos deslumbraron en el Kasal en diciembre del 2010 cuando aún se llamaban Les Yeux de la Tête (aunque con un concierto menos heterogéneo que el de esta última visita), demostraron el por qué de que los bikers los recuperaran tras su frustrantemente anulada actuación de abril del año pasado (suerte que Maamut sí aguantó en el cartel y nos hicieron gozar). Podríamos ver al grupo galo como el hermano de Morphine, pero uno greñudo, vestido con tejanos y camiseta, y sin intención de disimular las manchas de sudor en la ropa (aunque anduvieron más cerca que nunca del añorado trío de Cambridge en una deliciosa pieza de doom-jazz que se cascaron a mitad de bolo). Rompiendo clichés desde las mismas ¡jarras de agua! que les abastecían de líquido en el escenario, logaron asomar nuevamente los cuernos del jazz acercándolo al post-hardcore y a guitarrismos de diferente calaña, normalmente con músculo pero por momentos con una finezza que les desconocíamos, aunque siempre, siempre, con un resultado soberbio. Lo dicho: noche mágica, de las que crean afición OEMB.

Texto: Arnau Espinach







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