MOVIDAS

viernes, 6 de junio de 2014

CRÓNICO POINO + TRIALOGUE 04.06.14

POINO + TRIALOGUE
MIERCOLES 04.06.14

Asistiendo a la fantástica velada que nos brindaron Trialogue y Poino la noche del miércoles 4 de junio, duele pensar en la de grandes conciertos intersemanales que nos habremos perdido este último año desde que Ojala Estë Mi Bici se quedó huérfana de La Resistencia, restando a merced de la realidad penosa y grimosa de los locales de Barcelona (y de la actitud de ésta hacia la música en vivo). El tiempo dirá si el Bar Ceferino se convierte en el nuevo aliado (yo ya cruzo los dedos!) de estos bikers irreductibles en su pasión por organizar conciertos de los grupos que les gustan y que nos descubren, pero, por lo pronto, difrutemos, saboreemos, y hasta regocijeémonos, si existe en el diccionario, con lo ofrecido por las dos bandas, que es algo serio por bueno, no por circunspecto.

Lo de Trialogue fue free-jazz del burro, agitado la mayor parte del tiempo y por momentos incluso desbocado, si bien también tuvo sus momentos sutiles gracias a la ductilidad expresiva de sus componentes (por momentos cinco, debido a que un saxofonista y un guitarrista fueron invitados a participar en los dos largos temas iniciales y finales), capaces tanto de susurrar con los instrumentos de viento -añadidle el clarinete de Naná Rovira- y buscar sonoridades inusuales al bajo con ¡un cepillo de dientes! como de meter cizaña, encima, con un tema noisehaciendo de base musical. Bolo sólido en general y contundente cuando era necesario, no dispusieron de todo el tiempo deseado para tocar, por lo que, además, seguro que algo igual de bueno quedó en el tintero.

Lo de Poino es (o debería serlo) el sueño húmedo de cualquier rockero, puesto que hacen congeniar la cara más cruda del género con el peso granítico del post-hardcore y un buen puñado de líneas de bajo extraviadas de ese post punk cuya segunda palabra se escribe más con 'f' que con 'p', metiendo además unos ritmos que te vacilan cuando intentas bailarlos, todo servido con una intensidad envidiable. Los que saben, saben, y lo hacen así. Yendo al grano (apenas hubo el detalle escénico de que el guitarrista empezara un tema con la guitarra sobre su boca -que no la boca sobre su guitarra, cuidado con el orden de los factores-), aunque no fueron pocas las piruetas con las estructuras, al terminar el bis hubo un segundo de duda en la formación que dio la sensación de que el cuerpo les pedía seguir tocando. El nuestro, desde luego, imploraba seguir sacudiéndose.

Texto: Arnau Espinach
Foto: Rober Martinez

POINO





 TRIALOGUE




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